
Ronronea en las cobijas de seda,
se alimenta de agua cristalina,
está dando sus últimos suspiros,
abre sus ojos y mira.
Los vuelve a cerrar.
El beso cálido
de un niño muy querido
lo hace llorar,
alrededor de su cama
siete claveles han acariciado
sus blancas canas
y el roble llora.
Se inclina y reza
y una niña dice
"durmiendo está".
Y hay un corazón que
ha vivido en ese caserón,
sumisa al dolor,
esperanzada de que pronto
lo reciba DIOS.
se alimenta de agua cristalina,
está dando sus últimos suspiros,
abre sus ojos y mira.
Los vuelve a cerrar.
El beso cálido
de un niño muy querido
lo hace llorar,
alrededor de su cama
siete claveles han acariciado
sus blancas canas
y el roble llora.
Se inclina y reza
y una niña dice
"durmiendo está".
Y hay un corazón que
ha vivido en ese caserón,
sumisa al dolor,
esperanzada de que pronto
lo reciba DIOS.