domingo, 8 de agosto de 2010

LABERINTO DE SENSACIONES


Suavemente entro en ti.
Mis pies cansados
me llevan sincronizando el alma;
llega el sosiego al fin a mi corazón
que palpita tan lejano de ti.
Ante tormenta y fuego,
ira y tonto ruido,
ni en sueños revelo nada.
Entregándome a lo incierto
fui feliz,
tanta paz para alcanzar la brisa
fueron eternas caricias.
¡Sí! Me entregué una vez más
a lo tenue
sintiéndome transportada
viendo mi alma refugiada
en donde me quiero quedar.
Siempre voy, surjo,
huyo, río, sueño,
y hoy, cuando siento por fin
un pedazo de libertad,
lamento volver a la realidad.

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