lunes, 13 de julio de 2009

DíA SANTO



Sigilosa está mi alma,
los azahares florecen
y desde el cielo
las estrellas brillan,
se anuncian moviéndose,
jugueteando,
hasta todo el horizonte que se pierde
en la profundidad de lo infinito.

Firmamento claro,
luna radiante,
no hay laberinto.
La melodía de un riachuelo,
un pajarillo casi extinguido,
y los vaivenes de la casa
que es el hogar tuyo y mío.

Y viene el día,
sol quemante,
las nubes en el ser,
y los recuerdos palpitan,
son los sueños queriendo volver.

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